1. CUEVA GRJÓTAGJÁ, ISLANDIA.
Una pequeña cueva de lava, parece poca cosa, pero en su interior esconde un pequeño lago de aguas termales. Desde el siglo XVIII hasta la década de 1970, Grjótagjá era una zona de baño popular. Pero con las erupciones producidas de 1975 y 1984 la temperatura del agua subió a más de 50 °C, y aunque ahora han caído unos grados ya no es posible tomarse un baño sin escaldarse.
Ojo, para los seguidores de Juego de Tronos, esta es la cueva donde Jon Nieve y la pelirroja salvaje dan rienda suelta al amor… con esas temperaturas no es de extrañar
2. ISLAS SAN BLAS – PANAMA
365 pequeñas islas e islotes descansan frente a la costa sur del Caribe de Panamá, solo 80 están habitadas por los indígenas Guna, que son al mismo tiempo dueños de las islas.
Las Islas de San Blas son un auténtico paraíso virgen que nada tiene que ver con los masificados destinos caribeños para grandes multitudes, para empezar porque llegar hasta allí no es fácil, lo mejor es en avioneta, una de esas que convierten el viaje en una aventura, de las que aterrizan en una isla que desde el cielo no parece mayor que una moneda de 2 €. También se puede ir en velero, lo que permite ir de isla en isla descubriendo los distintos estilos de vida, sus fondos marinos y sus solitarias playas, lo que siempre soñaste del Caribe, eso es San Blas.
3. GRAND PRISMATIC SPRING, YELLOWSTONE; ESTADOS UNIDOS.
¿Un viaje a Estados Unidos puede ser exótico? Si es al estado de Wyoming, al Parque Nacional de Yellowstone, seguro que sí. Este famoso parque, que nos trae recuerdos de infancia con aquellos dibujos del oso Yogui, es un verdadero regalo de la naturaleza, una colección de maravillas en forma de cañones, formaciones rocosas, géiseres… y por supuesto sus pintorescas fuentes termales.
La más más espectacular es la Grand Prismatic Hot Spring, o la Gran Fuente Prísmica, es la mayor fuente termal de Estados Unidos, y la 3ª del mundo. Un verdadero ejemplo de los joyas que puede crear nuestro planeta…
Podemos decir mucho más, como que es tan profundo como un edificio de 10 pisos, y se extiende como un campo de fútbol, que los colores que regala forman un vivo arcoíris, naranja, amarillo, verde y el intensísimo azul, gracias a las bacterias termófilas… Pero no hay anda como verlo humear en directo y maravillarse con sus colores, creeremos haber viajado a otro planeta.
4. PERITO MORENO, ARGENTINA.
Una imponente masa de hielo azul e interminable avanza pocos centímetros cada año, en verano un amago de deshielo rompe el arco que forma con la tierra creando un espectáculo perseguido por los viajeros más curiosos.
Casi en el fin del mundo, pertrechados por gordos abrigos, gorros y bufanda en pleno verano, uno se asoma al glaciar y se ve envuelto en un continuo sonido quejicoso del hielo al crujir, al romperse… de pronto cae un trozo del hielo en un estruendo que avisa que se acaba el mundo, y así al fina del verano vuelta a empezar. Rodeada de bosques y montañas este es un espectáculo que hay que vivir.
5. LAGO RETBA, EL LAGO ROSA, SENEGAL.
Hablando de colores, viajamos ahora hasta Senegal, al popularmente conocido como el lago Rosa, aunque su nombre original es Retba, un lago de fácil de llegar desde la capital, Dakar.
La magia de ese color de agua se debe a la biología, exactamente a las grandes concentraciones de un alga, la Dunaliella salina, habituada a vivir en ambientes extremos. Y es que la concentración salina que alcanza este lago es de un 40%, por ello además la flotabilidad de este lago es enorme. Este alga se protege de las condiciones de radiación, salinidad y temperatura del entorno produciendo grandes cantidades de beta carotenos, y ahí está el color, que puede ir desde el rosa amarronado al fucsia, depende del día que se visite
6. DEADVLEI, EL PANTANO MUERTO, NAMIBIA.
Esta planicie de arcilla de color blanco brillante está rodeada de dunas de arena rojiza, formando un contraste de colores increíble. Acacias de 900 años ennegrecidas, secas, sin vida, con las ramas retorcidas inmóviles ante el despiadado sol, testigos de una vida que fue y se marchó. Pero que han dejado al paisaje un regalo, convirtiéndolo en uno de los sitios preferidos de los viajeros.
Este lugar se formó cuando el río Tsauchab inundaba la zona, creando piscinas temporales que permitieron que allí crecieran árboles. Cuando el clima cambio, la sequía azotó el área, se formó el Deadvlei, para deletie de nuestros ojos ávidos de paisajes exóticos.
7. DELTA DEL OKAVANGO, BOTSUANA.
Un delta que resulta un caso inusual, único en el mundo, pues este delta fluvial no desemboca en el mar. En realidad, no es un verdadero delta fluvial, sino de un abanico de ríos que encuentran la muerte en un allanura desética en el centro de Botsuana.
Con un clima mucho más seco que en sus cabecera, los ríos que se forman al final de Okavango acaban por secarse, evaporarse… formando la magia de esta reserva natural de fauna salvaje, donde es posible observar los big five o cinco grandes del safari: el elefante, el búfalo, el rinoceronte, el leopardo y el león, estos últimos han alcanzado una particularidad habitando en las aguas caprichosas del Okavango, entre sus subidas y bajadas, para sobrevivir han tenido que adaptarse y aprender a nada para dar caza a sus presas, ¿hay algo más exótico que un león nadador?
8. BOSQUE DE BAMBÚ; SAGANO ARASHIYAMA, JAPÓN
El famoso bosque de bambú de Arashiyama, se encuentra en la ciudad Kamakura al noroeste de Kioto, es un hermoso bosque que sobrecoge a cuantos lo visitan.
El bambú, con su forma de caña es habitual en Asia, pero en Japón es àrte de su rica cultura, caracterñistico es el color clorofila que envuelve a sus visitantes, su bamboleo al mecer del viento, y el susurro que produce. Un bosque que inspira trpaz, parece mágico… quizás lo es.
9. ULURU, LA ROCA, AUSTRALIA.
También conocido como Ayer’s Rock, es una formación rocosa de arenisca que ocupa que se encuentra en el centro de Australia, dentro del Uluru-Kata Tjuta National Park. Es uno de los mayores monolitos del mundo, con más de 348 metros de alto, 9 km de contorno y 2,5 km bajo tierra. Como un iceberg de roca en mitad del desierto australiano, no es de extrañar que para los aborígenes sea un lugar sagrado.
A cualquier que se acerque a sus pies le impresionará, le hipnotizará y necesitará al menos un día entero para maravillarse con sus cambios de colores, desde el malva del amanecer al rojo sangre al morir el día.
10. NOS FALTA UN DESTINO EXÓTICO… ¿CUAL ES EL TUYO? ¿A QUE DESTINO EXÓTICO TE GUSTARÍA VIAJAR?